Ahora que los consumidores dudan de casi todas las organizaciones que influyen en sus vidas —ya sean gobiernos o marcas[1]—, es el momento ideal para que las empresas aprovechen para reforzar la confianza que existe entre ellas y sus clientes.

Los consumidores —cada vez mejor informados— y las presiones externas empujan a la marcas a esforzarse por preservar su calidad, su autenticidad y su oferta de valor para poder seguir contando con su confianza. Y esto resulta especialmente importante en un mercado europeo de bebidas alcohólicas valorado en 359 000 millones de euros[2]. La integridad de la marca empieza en el viñedo o la destilería, y debe prolongarse hasta el punto de venta, ya sea internet o una tienda física.

Ya no basta con la mera publicidad o la sección «acerca de» que encontramos en la página web. Los consumidores esperan que los minoristas y las marcas defiendan sus afirmaciones con pruebas fehacientes de que saben dónde, cuándo y cómo se elaboran sus productos.

 

¿Cómo puede ayudar la RFID a las empresas?

La tecnología RFID permite obtener información mediante un identificador digital único integrado en la etiqueta o el envase. En el caso del vino y los licores, el software RFID recopila valiosos datos a través de sensores colocados tanto en las botellas como en las cajas para supervisar cada referencia y su recorrido a lo largo de la cadena de suministro.

Esta información sobre su identidad permite rastrear cada botella individual gracias a unos datos que se almacenan, procesan y analizan prácticamente en tiempo real.

¿Por qué no se utilizó la tecnología RFID hasta ahora?

El uso de cualquier tecnología por radiofrecuencia en estos productos siempre ha sido un problema, ya que los líquidos afectan a las ondas de radio. Pero a Checkpoint nunca le han amilanado los retos. De hecho, sus etiquetas digitales de nueva generación, diseñadas específicamente para el mercado del vino y los licores, brindan ahora una completa visibilidad del producto desde su origen hasta la tienda y resuelven este escollo.

Cada vez resulta más evidente que otros mercados de lujo, cuyos valores se basan en la autenticidad de la marca y la confianza del consumidor, también son candidatos perfectos para sus soluciones de seguimiento y localización.

¿Cuáles son las ventajas de la RFID?

  • Identidad digital: cada botella cuenta con una identidad digital única que permite su procesamiento de un modo fluido y rápido.
  • Visibilidad de la producción: el identificador digital único brinda una completa visibilidad de cada botella individual.
  • Control del canal de distribución: los productos solo se comercializan en los mercados autorizados.

Esta posibilidad de rastrear y localizar cada referencia a lo largo de las diferentes etapas de la cadena de suministro brinda una mayor precisión del stock, y por cada 3 % de aumento de la precisión del inventario, las ventas aumentan un 1 %.[3]

Integridad es igual a confianza
El mercado gris —nombre que reciben los canales de distribución no regulados— puede dañar la integridad y el valor de las marcas, lo cual afectaría a la percepción del precio que tienen tanto el comerciante como el consumidor. En el mercado del vino y licores, el sector calcula que aproximadamente una de cada cuatro botellas se vende a través de canales no regulados, lo cual supone unos 19 000 millones de dólares[4]. Esto también constituye un problema para las marcas y los comerciantes de otros artículos de lujo[5], en los que el tamaño del mercado gris puede llegar a superar al de los puntos de venta oficiales autorizados.

La tecnología RFID permite que productores y retailers puedan realizar un seguimiento de los productos a lo largo de la legítima cadena de suministro y, al mismo tiempo, autorizarlos y marcarlos con su destino oficial previsto. Pero también es posible conocer qué marcas se comercializan en mercados o regiones no autorizados, y rastrear su recorrido de modo que sus propietarios puedan adoptar las medidas necesarias para cerrar esas líneas de suministro.

Esta visibilidad a nivel de artículo también funciona con los números de serie y las etiquetas de las denominaciones de origen. Las etiquetas RFID se pueden colocar detrás de una etiqueta genérica o como parte de la etiqueta de la denominación de origen con su propio número de serie antes incluso de que estas etiquetas lleguen al centro de producción. Por su parte, los lectores RFID de la línea de producción recopilan esta información sobre cada producto y cada lote a lo largo de las diferentes etapas de la cadena de suministro.

En el futuro, la información almacenada en las etiquetas RFID podría estar directamente disponible para los propios consumidores, lo cual permitiría destacar todavía más a las marcas ofreciendo experiencias de compra personalizadas para cada botella.

Para obtener más información sobre cómo generar confianza en su marca mediante la tecnología RFID, póngase en contacto con: [email protected]